En el ideario común se tiene asociado el término de autopsia a la determinación de las causas de la muerte por parte de un médico forense. No obstante, en ocasiones se presentan circunstancias que hacen cuestionar la situación y a la que solo se puede dar respuesta mediante una autopsia psicológica. Estas circunstancias hacen que sea de vital importancia conocer el contexto y estado mental del fallecido, previo a su muerte, para ayudar a esclarecer los motivos del fallecimiento.

Por ejemplo, es posible que lo que se presenta en primera instancia como un homicidio sea realmente un suicidio. Por ello, el profesional adecuado debe realizar una investigación que estudie los antecedentes y acontecimientos previos a la fecha de defunción.



Qué es la Autopsia Psicológica

Cuando se escucha el término de autopsia en un primer momento nos imaginamos a un médico realizando aperturas en un fallecido para saber cuáles han sido las causas de la muerte. Si escuchamos autopsia psicológica es muy probable que en un primer momento no identifiquemos a qué proceso se refiere.

El actor principal durante este procedimiento es el perito psicólogo. El proceso trata de crear una representación fiel de la personalidad del sujeto fallecido, así como los cauces llevados en su vida y posibles motivaciones para que se trate de un suicidio.

Es de vital importancia realizar una investigación pericial detallada y pormenorizada que analice en profundidad la psique del sujeto, haciendo uso de documentación o familiares y allegados cercanos para crear una imagen lo más real posible.

El origen de esta práctica toma su inicio ante fallecidos cuyas circunstancias de la muerte estaban dudosas. Motivados por el esclarecimiento de estos sucesos, se crearon distintas técnicas que acabaron conformando lo que se conoce como autopsia psicológica. Es una herramienta que conforma un trabajo multidisciplinar entre las áreas de criminología, psicología y medicina.

Elementos de la Autopsia Psicológica

Para la realización de esta clase de procedimientos en primer lugar es imprescindible contar con un profesional competente, esta figura debe ser psicólogo forense. Es muy importante que este experto acuda a la escena del crimen para realizar un análisis ocular de la misma.

La observación de la escena del crimen puede arrojar pistas sobre la personalidad del individuo, así como señalar evidencias que valga la pena utilizar como pruebas en la emisión del dictamen pericial. Lo más importante de la investigación es dar respuesta a:

  • Si existía alguna motivación previa al momento del fallecimiento.
  • Las causas del fallecimiento
  • Cómo se encontró al fallecido en un primer momento

La puesta en relación de estos elementos y el interés por encontrar una relación causal entre los mismos es un buen punto de partida para la autopsia psicológica.

Además de la observación de la escena, es importante contar con el historial clínico del paciente. Este historial debe tratar tanto la salud física, para encontrar posibles patologías, como mental, para ayudar a conformar la estabilidad mental del individuo y su posible personalidad.

Cuándo hacer una Autopsia Psicológica

Las autopsias psicológicas no son una herramienta para utilizar a la ligera. Solo debe hacerse uso de esta vía cuando sea imprescindible. Pero, ¿cuándo es pertinente hacer una autopsia psicológica?

La razón general que se suele utilizar es porque se dude de las circunstancias de la muerte, es decir, que se dude de si se ha tratado de un homicidio, natural, accidental, suicidio…

Otra de las razones de peso es para de la determinación de las facultades mentales del fallecido previo a que esto aconteciera. Estos casos suelen estar relacionados con contingencias relativas a los testamentos o herencias, es probable que los familiares quieran apelar o impugnar alguna actualización de esta índole.

Otra razón puede ser la existencia de un seguro de vida. Ante estas circunstancias es muy importante tener claro y determinado las causas de las muertes, ya que de ellas dependerá la percepción de la indemnización por muerte o no.

Sea una razón u otra, para todas será necesario la actuación de un profesional pericial competente que identifique los detalles del suceso y sepa cómo interpretarlos.

Para qué sirve una Autopsia Psicológica

Una de las preguntas que primero pueden venir a la mente es pero, ¿para qué sirve realizar una autopsia psicológica? Esta herramienta de manos de los psicólogos forenses es utilizada sobre todo para agilizar y facilitar una investigación criminal.

De manera específica, los casos en los que más suele darse su aplicación es en aquellos en los que se encuentran fallecidos en circunstancias dudosas, en las que el investigador no es capaz de discernir si se trata de un homicidio o de un suicidio.

Cuando la policía encuentra un escenario de defunción los mecanismos criminalísticos se ponen en funcionamiento y empieza la primera fase de investigación. El primer paso es determinar las causas de la muerte, que pueden ser naturales, accidentales, suicidio u homicidio. En muchas circunstancias para hallar respuesta a esa fase es preciso de la autopsia psicológica.

Del mismo modo, la investigación de la personalidad del individuo puede ayudar a establecer protocolos de prevención de suicidios. Estas investigaciones pueden aportar datos que puestos en común, clarifiquen patrones de conductas, lo que puede ayudar en un futuro a evitar estas contingencias.

Así, la determinación del estado mental del individuo previo a la muerte también puede variar las circunstancias posteriores a la misma. Por ejemplo, si la autopsia psicológica determina que la persona no estaba en plenas facultades, pueden revocarse los testamentos escritos o revestir de validez o invalidez procesos judiciales anexos y dependientes de esta circunstancia.

Cuáles son las Técnicas más utilizadas en la Autopsia Psicológica

Cada profesional tiene su metodología concreta para la realización de autopsias psicológicas, aunque existen técnicas y herramientas comunes que son conocidas por todos. Pese a la falta de un modelo estandarizado, sí hay elementos clave que deben ser estudiados a fondo:

  • Conocer los antecedentes demográficos del fallecido, así como los núcleos de relaciones sociales que tenía.
  • Realizar un checklist con posibles indicios de una actitud y comportamiento suicida.
  • Entrevistas cognitivas con familiares y allegados.
  • Observación ocular de la escena del crimen

Por ello, haciendo hincapié en estos elementos, las técnicas más utilizadas son las entrevistas cognitivas y el método MAPI, el modelo de autopsia psicológica integrado.

Técnica MAPI

El modelo de autopsia psicológica integrado o técnica MAPI se trata de un protocolo que consta de una entrevista que evalúa diferentes dimensiones en relación al individuo sobre el que se perita. La objetivo principal es extraer una representación fiel, poco sesgada y evitar la subjetividad en  la evaluación.

Las dimensiones tratadas con mayor importancia son la Mental, Afectiva, Psicosocial e Interpersonal. Con este proceso se trata de dar respuesta a los vacíos de distintos ámbitos de la personalidad del individuo: inteligencia y juicio, estados de ánimo, relaciones sociales y términos en los que se han desarrollado, antecedentes de personas en la vida del individuo…

Para iniciar dicho proceso el primer paso es acudir a la escena del crimen. La presencia del psicólogo forense en la escena del crimen puede ayudar a hacerse una idea de la personalidad del individuo. La disposición de los objetos en la habitación, las acciones previas a la muerte que hayan dejado un rastro o incluso la significación del lugar en el que han acontecido los hechos.

La segunda fase se trata de realizar entrevistas estructurados a personas que conocieran a la víctima, véase amigos cercanos o familiares. El objetivo de estas entrevistas es la determinación más cercana de la personalidad del fallecido a través de las percepciones adquiridas por las declaraciones de su entorno inmediato.

La última fase es en la que participan los distintos profesionales, desde el criminalista hasta el psicólogo, para tratar de acotar el resultado desde un enfoque multidisciplinar. Los resultados acabarán reflejados en la emisión de un informe pericial psicológico que especifique las razones y el proceso a través del cual se ha llegado al consenso de la decisión.

Entrevistas Cognitivas

Las entrevistas cognitivas, además de formar parte del método o técnica MAPI, también constituyen una herramienta en sí misma. Estas entrevistas están sobre todo dirigidas a los familiares del fallecido o a las personas cercanas a su entorno como puedan ser amigos o compañeros del trabajo. Es esencial que los entrevistados conozcan con intimidad al fallecido para poder aportar datos de relevancia para la investigación pericial.

Las razones por las que se debe dar esta circunstancia son básicamente dos. Por un lado, se trata de conocer la vida previa del individuo: sus rutinas, pensamientos, forma de actuar… Todo ello puede ser relatado por personas cercanas. Por otro lado, también puede ayudar a los familiares de forma terapéutica a asimilar la situación.

Es importante que estas entrevistas sean realizadas cuando haya dado tiempo a estabilizar la situación. Es contraproducente que tengan lugar en los momentos inmediatos al fallecimiento, ya que el juicio puede verse nublado por el torrente de emociones que se desprenden de esta clase de contingencias. Del mismo modo, para evitar que se olviden detalles con importante, tampoco debemos demorarnos mucho: encontrar el momento justo.

Cómo se hace una Autopsia Psicológica

A la hora de realizar una autopsia psicológica debemos contratar a un profesional competente. El Perito Psicólogo es el experto que mejor preparado está para realizar esta investigación pericial, ya que está familiarizado con el desarrollo y estudio del comportamiento y pautas conductuales del ser humano.

Algunos autores recomiendan algunas dimensiones esenciales que debe abarcar esta investigación pericial psicológica. Por ejemplo, el autor Young establece 15 categorías que deben ser integradas:

  1. Identificar la información personal del occiso (nombre, apellidos, edad, sexo, ocupación, religión, estado civil, etc.).
  2. Detalles de la muerte.
  3. Historia de la familia (hermanos, esposa, enfermedades médicas y tratamientos, intentos de suicidio, etc.).
  4. Historia de muertes familiares.
  5. Modelos familiares de reacción frente al estrés.
  6. Tensiones recientes o problemas del pasado.
  7. Historia de alcohol y drogas en la dinámica familiar.
  8. Relaciones interpersonales.
  9. Fantasías, sueños, presentimientos y pensamientos frente a la muerte, suicidio o accidentes que precedieron la muerte.
  10. Cambios en los hábitos, aficiones, alimentación, patrones sexuales y otras rutinas ante de la muerte.
  11. Información que relate los planes de vida.
  12. Evaluación de intención.
  13. Tasa de letalidad
  14. Reacción de las personas que recibieron la noticia de la muerte.
  15. Comentarios y anotaciones especiales.

Estas dimensiones son importantes de tratar y acotar, ya que van a facilitar que se cumplan los objetivos de la pericial. Estos objetivos variarán si el informe pericial está motivado por unas razones u otras. No es lo mismo peritar para una aseguradora de vida, que para un cliente particular, que a causa de una discusión testamentaria.

Como hemos mencionado anteriormente, se hará uso en especial de las técnicas especializadas como son la técnica MAPI y las entrevistas personales. Esta metodología es de gran ayuda para reunir documentación relevante que ayude a establecer causas y relaciones causales entre el lugar del crimen y la personalidad del sujeto fallecido.

El autor Ebert establecía una recomendación de procedimiento a llevar a cabo para concluir con éxito las investigaciones criminalísticas que abarcase autopsias psicológicas. Los pasos establecidos por este investigador son los siguientes:

  1. Reunir datos sobre el estilo de vida del fallecido.
  2. Evaluar el estado mental en el momento del fallecimiento.
  3. Encontrar posibles causas de conflicto y motivación en los últimos meses previos al fallecimiento.
  4. Diseñar un perfil psicológico del sujeto en base a la documentación a la información recogida a través de las herramientas e instrumentos.
  5. Identificar posibles avisos de suicidio que el sujeto pueda haber realizado.
  6. Establecer previa existencia de un estado psicológico suicida.
  7. Valorar los factores de riesgo que podrían haber existido.

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